1- Lobo de Tasmania
Se trataba del último miembro viviente de su género (Thylacinus).El lobo marsupial se extinguió en el continente australiano miles de años antes de la llegada de los colonos europeos, pero sobrevivió en Tasmania junto con otras especies endémicas, incluyendo el diablo de Tasmania.El último ejemplar falleció el 7 de septiembre como resultado de la negligencia - quedó al margen de sus aposentos protegidos y expuesto a temperaturas de congelación durante la noche en el zoológico de Hobart, Tasmania. Generalmente suele culparse de su extinción a la caza intensiva, incentivada por recompensas, pero podrían haber contribuido otros factores, como por ejemplo las enfermedades, la introducción de los perros, o la ocupación de su hábitat por los humanos. Aún cuando se lo considera oficialmente extinto, todavía hay quienes dicen haberlo visto.
2- Quagga
Los cuagas fueron cazados desde la llegada de los primeros colonos holandeses por su carne y su piel. Una de las referencias científicas más antiguas de la época acerca de la matanza de estos animales, es la de Edwars que, describió sus características. Según este autor, "la carne de las cebras era utilizada para alimentar a los peones hotentotes que trabajaban en los campos y sus pieles se utilizaban para fabricar sacos. Y tal era el número de cuagas y hasta tal punto llegaron estas utilitarias carnicerías, que se dio orden a los cazadores de recuperar las balas, traiéndolas del cuerpo de los animales muertos, ante el temor de que se agotaran las municiones".
3- Vaca marina de Steller
La vaca marina de Steller fue un enorme sirenio de 8 metros de longitud (hasta 10 en algunos casos) y de 4 a 10 toneladas, presentaba la cola ahorquillada y una áspera piel negra, comparada con sus parientes manatíes y dugongos muestra los dientes reducidos a su mínima expresión numérica, siendo la forma mejor adaptada a la vida marina. El mayor sirenio que ha existido jamás.La piel era tan resistente que podía usarse para revestir el casco de los buques, y la grasa y carne, además de gratos alimentos, se demostraron como potentes remedios contra el escorbuto debido a su riqueza en vitamina C. Las causas de su extinción fueron la demanda humana de su carne, grasa y piel, de gran calidad.
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